No me extrañaría que el primer pensamiento que os venga a la mente sea algo como… ‘¿Pero cómo va a ser entretenido un diario de una niña encerrada? Seguro que es un muermo, lo que pasa es que tú eres de las que se traga cualquier rollo’ Razón no os faltaría, porque yo me trago absolutamente todo, pero os garantizo que este diario no es aburrido. Puede que la primera parte sea un poco más superflua y pesada (por ejemplo, Anna describe con todo detalle su nueva casa y la ropa que ha comprado), pero hay que entender que la autora no pretendía que esto lo leyera nadie realmente y que al fin de al cabo era una niña. Es realmente interesante como vemos madurar a Anna con toda su evolución psicológica, y es ahí, cuando empieza a convertirse en una mujer, cuando el diario adquiere interés. Los pensamientos de la autora van ganando profundidad, y nos enseñan su valiosa perspectiva de la vida. En mi caso, leí este diario en un momento crucial, en pleno confinamiento del mes de marzo de 2020. Lo habéis adivinado, me sentí muy muy identificada con Anna. Es que había varias similitudes entre nosotras, jeje. Bueno, ni que decir que sus dificultades eran mucho mayores que las mías, pero su manera de ver las cosas, de afrontarlas, es maravillosa y a mí me ayudó a superar las circunstancias de esa época.
No todo es reflexión, claro, Anna tiene algún que otro romance con su amigo Peter, discusiones con sus familiares y otros miembros del grupo, problemas con los Nazis y el abastecimiento, vamos viendo el avance de la guerra… También debería añadir que me parece una buena fuente histórica, se aprende sobre la II Guerra Mundial muchísimo, pero no solo eso, sino que puedes ver como eran realmente las vidas y los entretenimientos de una familia de aquella época en Europa, además de que a la autora no la hacía falta documentarse en Wikipedia, claro está. Y el final, bueno, es tan conmovedor como se merecía un libro así, no diré más.
Además, me parece que el libro es muy inspirador y sobre todo nos deja un mensaje. Anna nunca pensó que sus escritos pudieran valer mucho, pero ahora aquí están, siendo admirados por el mundo entero. Dejó huella con su diario y nunca se rindió. Nos quiso decir algo: pase lo que pase, no dejemos de luchar, porque siempre va a haber algo bueno por lo que seguir, como decía arriba, busca la belleza, no la miseria. Y ese es un mensaje que 80 años después, en pleno 2022, nos podemos aplicar más que nunca. :)
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